La alimentación cumple un papel muy importante en la salud integral de cualquier ser vivo, más aún en los humanos, quienes incurrimos en faltas graves en este sentido. Una de esas faltas es el consumo de grasas saturadas.

¿Qué son las grasas saturadas?

Conocida como la “grasa mala”, es un tipo de grasa cuya composición atómica es causante de la elevación del colesterol LDL (colesterol malo). Existen dos clasificaciones de grasas saturadas: de origen animal y de origen vegetal, siendo mayormente producida por los animales.

No debe confundirse con las grasas trans, que son aún más dañinas que las saturadas.

¿Es necesario eliminar las grasas saturadas de nuestro organismo?

Con la gran excepción de las grasas trans, todos los tipos de grasas son necesarios para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Aunque se recomienda no consumir grasas saturadas, la verdad es que una reducción drástica del consumo de este tipo de grasa le hará mucho bien a nuestro cuerpo. Sobre todo en la reducción de los niveles de glucosa en la sangre y del colesterol LDL.

De la grasa obtenemos energía que se consume a lo largo del día. Si no hay grasas en el organismo esa energía se tomará del tejido muscular.

Se dice que estas grasas solo deben ocupar máximo el 10% de nuestras calorías diarias.

Ejemplos de grasas saturadas

  • Mantequilla
  • Tocino
  • Aceite de coco
  • Grasa de la carne (bistec y cerdo, por ejemplo)
  • Algunas partes de los embutidos
  • Aceite de palma
  • Leche entera
  • Quesos grasos
  • Malteada de vainilla
  • Pasteles o cremas a base de mantequilla.
  • Galletas
  • Snacks industriales (Papas fritas, nachos, etc.)
  • La piel del pollo
  • Algunos derivados de la leche como el yogur
  • Margarina
  • Chocolate
  • Helado
  • Manteca
  • Margarina
  • Hamburguesas con queso
  • Yema de huevo
  • Donas