Comentario de Texto Periodístico

Un comentario de texto de periodístico es una explicación o exposición de un tema de carácter periodístico donde una persona da una opinión sobre un tema determinado. Para poder lograr un comentario de este carácter de forma efectiva, se deben cumplir con ciertos parámetros que describiremos a continuación.

Lo primero que debemos tomar en cuenta a la hora de realizar un comentario de texto periodístico es leer muy bien la información que se está transmitiendo a través del medio de donde se obtiene. La información debe ser leída con detenimiento, subrayando los aspectos más importantes.

Luego de leer detenidamente la información, se debe realizar la localización del autor del texto, es decir, quien redacto la información; en este sentido, debemos indicar la biografía del autor y realizar una pequeña reseña del mismo.

Es importante destacar que, en caso de que aparezcan los datos del autor del texto, probablemente estemos frente a un artículo de opinión, donde el autor seguramente será alguien reconocido o de renombre y de la que su opinión será importante en el medio.

En caso de que no aparezca en el comentario la información del autor, estaremos entonces frente a la opinión de una editorial donde juzgará, valorará y explicará un hecho determinado. Esta opinión generalmente irá de la mano con el punto de vista de la editorial.

Un comentario de texto de tipo periodístico cuenta de varias partes, a saber:

De acuerdo a la adecuación puede ser:

  • Informal
  • Coloquial
  • Estándar
  • Formal

De acuerdo a la función comunicativa puede ser:

  • Expresiva
  • Emotiva
  • Apelativa
  • Referencial

De acuerdo a la cohesión puede ser:

  • Tema de texto
  • Tesis
  • Postura y opinión
  • Resumen

De acuerdo a la estructura:

  • Externa: estructura, párrafo, entre otros.
  • Interna: deductiva, inductiva, circular o paralela.

De acuerdo al argumento:

  • Autoridad
  • Ejemplificación
  • Objetivos
  • Afectivos

Ejemplo de comentario de texto periodístico

  1. «El precio de una huelga de hambre

Después de diez días, el diputado Edgar Zambrano, primer vicepresidente de la Asamblea Nacional encarcelado por motivos políticos, tomó la decisión de terminar una huelga de hambre que había iniciado para reclamar sus derechos. ¿Por qué cambió de parecer? ¿Estaba jugando, recobró la razón y pidió de nuevo la frugal comida que ofrecen en las celdas?

El diputado Zambrano cambió su decisión porque obtuvo un primer objetivo digno de atención. Logró que los carceleros permitieran la visita de sus familiares y el acceso de su abogado. Logró que cesara una severa reclusión que lo mantenía alejado no solo de sus seres queridos y del profesional que lo defendía, sino del resto de la sociedad. Que cesara en su determinación debido a la obtención de los beneficios que se deben conceder a cualquier detenido, da cuenta de los rigores de su cautiverio y, como se supone, de muchos presos políticos que pasan por el mismo trance inhumano.

Tuvo que negociar. Cambió la presión que quería ejercer ante los carceleros por la posibilidad de vincularse con elementos fundamentales de su peripecia personal y con los requisitos mínimos que requiere un ciudadano para procurar la libertad. Si cesas la huelga podrás reencontrarte con los de tu casa y los de tu sangre, seguramente le propusieron. Si acabas la presión, recibirás la visita de tu defensor, continuó la oferta, y el diputado aceptó para no sentirse abandonado en su ergástula, para salir un poco de la oscuridad de las prisiones del usurpador, para tener la posibilidad de pensar con alguna tranquilidad en el futuro.

De transacciones como esta depende el destino de los presos políticos de la “revolución”. La libertad depende de los pequeños pasos que dan los carceleros cuando no les queda más remedio, cuando el encarcelado lucha a su manera por sus derechos en medio de inmensas privaciones. Si esto sucede con un político renombrado, con el primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, ¿qué cosas terribles sacudirán las vivencias de los presos menos conocidos?, ¿qué deberán hacer no solo para ver de nuevo la luz, sino también para sentirse vivos?». Editorial El Nacional.

  1. «Guerreros del teclado

En las experiencias conocidas de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Argentina, más recientemente de Estados Unidos, sus gobernantes o ex gobernantes populistas y “posdemócratas” –por obviar las mediaciones institucionales, por querer gobernar solo a través de la radio y la televisión– se han empeñado, desde los años primeros del presente siglo, en descalificar sistemáticamente a los periodistas y editores de los de medios de comunicación social independientes. Les prosternan o los halagan con aviesas intenciones, les chantajean o amenazan, les expropian, o al término les criminalizan o vomitan al exilio. Han modelado, así, un comportamiento social del que no escapan, incluso, quienes se declaran libertarios.

El propósito manifiesto –imposible de simular tras la prédica de un respeto del derecho a la libertad de expresión o para hacerla extensiva a las audiencias o lectorías– ha sido y sigue siendo sustituirlos a unos y otros como forjadores y articuladores de la opinión pública, o hacerlos serviles; con lo que se debilita, evidentemente, la función contralora y escrutadora de la vida pública por parte del añejo cuarto poder y la misma sociedad.» Autor: Asdrúbal Aguiar. Editorial El Nacional.

  1. «Sueños perdidos

Los años sesenta fue una década preñada de grandes y trascendentales acontecimientos. En 1963, en plena insurrección de los negros norteamericanos contra la discriminación racial, el pastor protestante Martin Luther King proclamó su sueño: el logro de la superación del apartheid y la conquista de la igualdad plena para todos los seres humanos, sin importar su raza, genero o color. En noviembre fue asesinado el más amado presidente del Estados Unidos de la posguerra, John F. Kennedy. Y ya estaba enrumbada una de las fases finales de la que podría ser considerada como la más extraordinaria aventura en la historia de la humanidad, a cuyo logro había puesto todo su empeño el joven, talentoso, carismático y admirado líder demócrata asesinado en noviembre de ese año crucial: ganarles a los soviéticos la batalla por la conquista del espacio poniendo un hombre en la Luna.

Este 19 de julio de 2019 se cumplieron cincuenta años del éxito de esa inmensa, trascendental misión. El hombre no solo pudo ver “esa vasta y amenazante soledad parecida a una playa de arena gris envuelta en la oscuridad de las profundidades”, como sucediera con el viaje de ida y regreso aunque sin alunizaje del intento previo, sino desprendiéndose de la nave principal, la Apolo 11, y dejando desprenderse al módulo de alunizaje, permitiendo así que Neil Amstrong saliera por primera vez en la historia del hombre al cósmico paraje de inconmensurables soledades, para ser el primer hombre en dar ese paso único en la historia humana sobre la que, como bien dijese Laura Antillano: no es un pan de horno.

Tom Hanks, el gran actor, productor y director norteamericano ha montado una serie estremecedora de la suma de pequeños y grandes acontecimientos, logros y tragedias que llevaron a la mayor hazaña de la historia humana desde el 12 de octubre de 1492. Lo tituló De la Tierra a la Luna. Cuyas consecuencias tecnológicas, científicas y sobre todo políticas marcaron el rumbo de la historia mundial desde entonces.

Estados Unidos se impuso sobre la Unión Soviética y terminó por derrotarla en su ambicioso proyecto de conquista y dominio del universo, iniciado el 18 de octubre de 1917 por Lenin y un puñado de bolcheviques. Preparando el camino hacia el próximo paso estelar al que ya se encaminan: “No porque sea fácil, sino porque es difícil”, como dijese Kennedy en su momento respecto de sus ambiciones lunares. Viajar y establecer una colonia en el más cercano de nuestros lejanos planetas: Marte. Para dar comienzo a la última aventura: la conquista del cosmos.». Autor: Antonio Sanchez García. Editorial El Nacional.