Se le denomina texto literario a todo tipo de escritura cuyas características son propias de algún género literario. Entre algunos ejemplos de textos literarios se encuentran: el ensayo, la narrativa, la poesía y el teatro.

En el texto literario, viéndolo desde un punto de vista lingüístico, predomina la función poética.

La composición del texto, la forma del mensaje, la belleza y la capacidad de recrearnos un mundo imaginario, son las bases fundamentales del texto literario.

Características de textos literarios

  • Libertad creativa para componer en cuanto a la forma, tono de texto y el estilo.
  • Lenguaje subjetivo donde el autor puede estar influenciado a la subjetividad de su audiencia cuando la conoce.
  • Recrea todo un mundo ficticio, bien sea por un pensamiento, ideas imaginarias, conceptos, entre otros.
  • Transmite sensaciones, sentimientos, emociones, pensamientos e ideas al lector.
  • Su naturaleza es distinta dependiendo del género al que pertenezcan.

Actualmente, entre los ejemplos de textos literarios se consideran algunos como parte importante de las actividades de recreación, ocio y formación en Artes, expresado a través de referencias, así como experiencias reales embellecidas.

Tipos de textos literarios

Textos narrativos

Estos se centran en la figura de un narrador, quien se encarga de relatar una historia de manera organizada. En este tipo de textos se sigue una estructura:

  • Introducción
  • Nudo
  • Desenlace

Asimismo, el narrador puede estar presente en primera persona, ser testigo de los hechos, en tercera persona u omnisciente. Dentro del género narrativo se encuentran:

  • Fábula
  • Mito
  • Crónica  
  • Epopeya
  • Novela
  • Leyenda
  • Cuento
  • Epístola

Textos literarios líricos

En este tipo de texto el autor tiene el objetivo de expresar los sentimientos. También, existe un narrador que explica las emociones, al igual que personajes que pueden intervenir.

Estos textos se destacan por su expresión en verso. Por lo tanto, deben llevar una buena rima, métrica, estilo y sonoridad. Entre este género se destacan:

  • Poema
  • Oda
  • Sátira
  • Canción
  • Epigrama
  • Himno
  • Égloga
  • Elegía

Dramáticos

Este es otro de los ejemplos de textos literarios, se caracteriza por una escritura dramática realizada para ser representada a través de la actuación en los diversos escenarios o mejor conocido como teatro. En consecuencia, incluye personajes y escenarios.

Por lo tanto, su tono suele ser menos descriptivo, más directo y suele contar con división de trama por actos y escenas. Dentro del drama se destacan los siguientes géneros:

  • Comedia
  • Tragedia
  • Melodrama
  • Tragicomedia
  • Sainete

Ejemplos de textos literarios

  1. “El laberinto de la soledad” de Octavio Paz (ensayo, fragmento)

A todos, en algún momento, se nos ha revelado nuestra existencia como algo particular, intransferible y precioso. Casi siempre esta revelación se sitúa en la adolescencia. El descubrimiento de nosotros mismos se manifiesta como un sabernos solos; entre el mundo y nosotros se abre una impalpable, transparente muralla: la de nuestra conciencia. Es cierto que apenas nacemos nos sentimos solos; pero niños y adultos pueden trascender su soledad y olvidarse de sí mismos a través de juego o trabajo. En cambio, el adolescente, vacilante entre la infancia y la juventud, queda suspenso un instante ante la infinita riqueza del mundo. El adolescente se asombra de ser. (…)

  1. “La poesía” de Eugenio Montejo (poema)

La poesía cruza la tierra sola,

apoya su voz en el dolor del mundo

y nada pide

-ni siquiera palabras.

Llega de lejos y sin hora, nunca avisa;

tiene la llave de la puerta.

Al entrar siempre se detiene a mirarnos.

Después abre su mano y nos entrega

una flor o un guijarro, algo secreto,

pero tan intenso que el corazón palpita

demasiado veloz. Y despertamos

  1. “El avaro” de Moliére (dramaturgia) – Ejemplos de textos literarios

VALERIO. ¡Cómo, encantadora Elisa, os sentís melancólica después de las amables seguridades que habéis tenido la bondad de darme sobre vuestra felicidad! Os veo suspirar, ¡ay!, en medio de mi alegría. ¿Es que acaso lamentáis, decidme, haberme hecho dichoso? ¿Y os arrepentís de esta promesa, a la que mi pasión ha podido obligaros?

ELISA. No, Valerio; no puedo arrepentirme de todo cuanto hago por vos. Me siento movida a ello por un poder demasiado dulce, y no tengo siquiera fuerza para desear que las cosas no sucedieran así. Mas, a deciros verdad, el buen fin me causa inquietud, y temo grandemente amaros algo más de lo que debiera.

VALERIO. ¡Eh! ¿Qué podéis temer, Elisa, de las bondades que habéis tenido conmigo?

  1. “La trama celeste” de Adolfo Bioy Casares (cuento corto, fragmento)

Cuando el capitán Ireneo Morris y el doctor Carlos Alberto Servian, médico homeópata, desaparecieron, un 20 de diciembre, de Buenos Aires, los diarios apenas comentaron el hecho. Se dijo que había gente engañada, gente complicada y que una comisión estaba investigando; se dijo también que el escaso radio de acción del aeroplano utilizado por los fugitivos permitía afirmar que éstos no habían ido muy lejos. Yo recibí en esos días una encomienda; contenía: tres volúmenes in quarto (las obras completas del comunista Luis Augusto Blanqui); un anillo de escaso valor (un aguamarina en cuyo fondo se veía la efigie de una diosa con cabeza de caballo); unas cuantas páginas escritas a máquina —Las aventuras del capitán Morris— firmadas C. A. S. Transcribiré esas páginas. (…)

  1. Novela La Regenta. Leopoldo Alas («Clarín»)

La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo se juntaban en un montón, parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegado a las esquinas, y había pluma que llega.

  1. Autobiografía de Manuel Belgrano

El lugar de mi nacimiento es Buenos Aires; mis padres, don Domingo Belgrano y Peri conocido por Pérez, natural de Onella, y mi madre, doña María Josefa González Casero, natural también de Buenos Aires. La ocupación de mi padre fue la de comerciante, y como le tocó el tiempo del monopolio, adquirió riquezas para vivir cómodamente y dar a sus hijos la educación mejor de aquella época.

Me proporcionó la enseñanza de las primeras letras, la gramática latina, filosofía y algo de teología en el mismo Buenos Aires. Sucesivamente me mandó a España a seguir la carrera de las leyes, y allí estudié en Salamanca; me gradué en Valladolid, continué en Madrid y me recibí de abogado en la cancillería de Valladolid.

  1. Obra teatral «Yerma», de Federico García Lorca

YERMA.-Juan, ¿me oyes?…

JUAN.-Voy.

YERMA.-Ya es la hora.

JUAN. ¿Pasaron las yuntas?

YERMA.-Ya pasaron.

JUAN.-Hasta luego. (Va a salir.)

YERMA.-¿No tomas un vaso de leche?

JUAN.- ¿Para qué?

YERMA.-Trabajas mucho y no tienes tú cuerpo para resistir los trabajos.

JUAN.-Cuando los hombres se quedan enjutos se ponen fuertes como el acero.

YERMA.-Pero tú no. Cuando nos casamos eras otro. Ahora tienes la cara blanca como si no te diera en ella el sol. A mí me gustaría que fueras al río y nadaras y que te subieras al tejado cuando la lluvia cala nuestra vivienda.

Veinticuatro meses llevamos casados, y tú cada vez más triste, más enjuto, como si crecieras al revés.

  1. Ensayo “La voluntad del barroco”, de José Ortega y Gasset

Dostoyevski, que escribe en una época preocupada de realismo, parece como si se propusiera no insistir en lo material de sus personajes. Tal vez cada uno de los elementos de la novela considerado aisladamente pudiera parecer real; pero, Dostoyevski no acentúa esta su realidad. Al contrario, vemos que en la unidad de la novela pierden toda importancia y que el autor los usa como puntos de resistencia donde toman su vuelo unas pasiones. Lo que a él interesa es producir en el ámbito interno a la obra un puro dinamismo, un sistema de afectos tirantes, un giro tempestuoso de los ánimos.

  1. Cuento El establo de Eva de Vicente Blasco Ibáñez

Las caras rojas, barnizadas por el sol, brillaban con el reflejo de las llamas del hogar: los cuerpos rezumaban el sudor de la penosa jornada, saturando de grosera vitalidad la atmósfera ardiente de la cocina, y a través de la puerta de la masía, bajo un cielo de color violeta en el que comenzaban a brillar las estrellas, veíanse los campos pálidos e indecisos en la penumbra del crepúsculo, unos segados ya, exhalando por las resquebrajaduras de su corteza el calor del día, otros con ondulantes mantos de espigas, estremeciéndose bajo los primeros soplos de la brisa nocturna.

  1. Extracto de la poesía “Noche serena”, de Fray Luis de León

Cuando contemplo el cielo

de innumerables luces adornado,

y miro hacia el suelo,

de noche rodeado,

en sueño y en olvido sepultado,

el amor y la pena

despiertan en mi pecho un ansia ardiente;

despiden larga vena

los ojos hechos fuente,

Loarte, y digo al fin con voz doliente