Fábula

Las fabulas son definidas como composiciones literarias cortas, es decir, textos o historietas de poca duración cuyo fin es dejar un aprendizaje o enseñanza. Una fábula se encuentra especialmente recreada por objetos o animales que imitan de muy buena forma características humanas tales como el habla.

Generalmente las fábulas suelen terminar con una moraleja que termina siendo el mensaje que se quiere transmitir a través de él.

La fábula es un género que se caracteriza por ser sumamente antiguo: en la actualidad se han encontrado tablillas de arcilla que datan de la era mesopotámica con historias de animales desagradecidos, astutos o prepotentes.

Además, se cultivaron profusamente durante la era clásica por el griego Esopo, autor de innumerables  fábulas que aún leemos, y por Fedro, y posteriormente por los romanos Flavio Alviano y Horacio.

En la Edad Media la fábula surgió de la mano de autores anónimos, y existieron ciento de traducciones del árabe u otros idiomas. En el Renacimiento volvió a surgir, de la mano de autores como Jean de La Fontaine.

Ejemplos de fábulas cortas

  1. Las ranitas y el tronco tallado

Una familia de ranitas que vivía en un lago, sentía mucho temor por un tronco tallado que se veía desde la orilla. Estas ranitas amaban las fiestas y la diversión, pero sentían gran respeto por el tronco, así que en muchas oportunidades trataban de no hacer tanto ruido para no molestar al tronco.

Seguramente este personaje al que tanto le temían, era un monumento de alguna tribu que ya no habitaba en el lugar, pero como no se animaban a acercarse para ver bien de que se trataba, solo podían divisar un rostro serio y que inspiraba mucha autoridad.

Un cierto día, en que se desató una terrible tormenta, el tronco cayo al lago y en ese momento las ranitas pudieron ver con claridad, que era solo un tronco tallado que ningún daño podía hacerles. Se rieron mucho de los temores por los que habían pasado y comenzaron a jugar con él y usarlo de trampolín para sus zambullidas en el lago.

Moraleja: Lo que por ignorancia atemoriza, a veces es sólo digno de risa.

  1. El Ratón rico y el ratón pobre

Un ratón campesino tenía por amigo a otro de la corte, y lo invitó a que fuese a comer a la campiña.

Pero como sólo podía ofrecerle trigo y yerbajos, el ratón cortesano le dijo:

– ¿Sabes amigo que llevas una vida de hormiga? En cambio, yo poseo bienes en abundancia. Ven conmigo y a tu disposición los tendrás.

Partieron ambos para la corte. Mostró el ratón ciudadano a su amigo trigo y legumbres, higos y queso, frutas y miel.

Maravillado el ratón campesino, bendecía a su amigo de todo corazón y renegaba de su mala suerte.

Dispuestos ya a darse un festín, un hombre abrió de pronto la puerta. Espantados por el ruido los dos ratones se lanzaron temerosos a los agujeros.

Volvieron luego a buscar higos secos, pero otra persona incursionó en el lugar, y al verla, los dos amigos se precipitaron nuevamente en una rendija para esconderse.

Entonces el ratón de los campos, olvidándose de su hambre, suspiró y dijo al ratón cortesano:

– Adiós amigo, veo que comes hasta hartarte y que estás muy satisfecho; pero es al precio de mil peligros y constantes temores. Yo, en cambio, soy un pobrete y vivo mordisqueando la cebada y el trigo, pero sin congojas ni temores hacia nadie.

  1. El lobo que viste de oveja

Pensó un día un lobo cambiar su apariencia para así facilitar la obtención de su comida. Se metió entonces en una piel de oveja y se fue a pastar con el rebaño, despistando totalmente al pastor.

Al atardecer, para su protección, fue llevado junto con todo el rebaño a un encierro, quedando la puerta asegurada.

Pero en la noche, buscando el pastor su provisión de carne para el día siguiente, tomó al lobo creyendo que era un cordero y lo sacrificó al instante.

Moraleja: Según hagamos el engaño, así recibiremos el daño.

  1. El deseo del pastor

Érase una vez un pastor que se encargaba de cuidar una manada de bueyes. Un día se extravió un ternero y él desesperado salió en su búsqueda recorriendo los alrededores, pero nada, no pudo hallarlo. Tanta era la angustia por la pérdida de este ternerito que le prometió a Zeus que si le decía quién era el responsable sacrificaría un cabrito en su nombre.

El pastor continuó buscando y encontró a un león comiéndose a su ternerito. Cuando vio quien era el responsable de esto se asustó muchísimo y levantó las manos exclamando:

– ¡Gran Zeus, sé que antes te he pedido que me muestres al ladrón a cambio de un ternerito; pero ahora te pido que me ayudes a escapar de este león y te prometo sacrificar un toro!

Moraleja: Los problemas tienen soluciones, pero siempre ten presente que, al encontrarle, puedes estar encontrando el siguiente problema.

  1. Los sueños de una campesinita

Había una vez una joven, hija de un granjero que iba al pueblo a vender leche, y mientras trasladaba la vasija llena de leche, planificaba su futuro.

– Cuando termine de vender toda la leche, invertiré el dinero en trescientos huevos. De estos una parte no va a nacer, pero de seguro que al menos 200 pollo tendré. Cada pollo podrá ser vendido a precios altos ya que para la época para la que estén listos los precios en el mercado habrán subido. Si logro esto tendré el dinero necesario para comprarme un vestido de fiesta muy bello con el que podré asistir causando sensación. Al asistir a los bailes tan hermosa lograré que todos los jóvenes me pretendan, pudiendo yo valorar a cada uno de los presentes.

De repente tropezó con una piedra y cayó al suelo junto con el recipiente de leche el cual se derramó completamente, destruyéndose también cada uno de los planes que había hecho.

Moraleja: No debes desear tener una fortuna mayor pues nada de lo que tengas te parecerá suficiente. No pienses en el futuro sin antes haber asegurado tu presente pues solo así tu futuro tendrá resultados.

  1. Los defectos de júpiter

Esta historia ocurrió hace mucho tiempo cuando el dios Júpiter envió un mensaje a todos los animales del mundo a reunirse con el objetivo de que le pidieran que corrigieran sus defectos.

El primer animal citado fue el mono y a este le pregunto que si estaba de acuerdo con su cuerpo

– ¿Tengo algún motivo para no estar de acuerdo con él? Mi cuerpo es igual que el de otro animal, esto no lo puede decir el oso pues su cuerpo parece estar a medio hacer.

Después llegó el oso y todo el mundo pensó que empezaría a quejarse. En vez de quejarse este comenzó a resaltar las cualidades de su figura y diciéndole posteriormente que el elefante podría estar mejor si cola fuera más largo y si sus orejas fueran más pequeñas su cuerpo luciría mucho más bello.

Debido a como se estaba desarrollando la reunión era de esperar que el elefante se comenzara a quejar de alguien más; y así lo hizo pues empezó hablar de la ballena, la hormiga y del resto de los presentes.

Esta reunión se desarrolló de un modo inusual y Júpiter al ver que todos lo que hacían era relevar los defectos de los demás suspendió la reunión y les dijo que se marcharan. El gran Dios se quedó pensando un rato y después de un gran análisis arribó a una gran conclusión, y es que de todos los animales el hombre es el peor. A este le dieron unas alforjas con el objetivo de echar delante los defectos de los otros y olvidar los propios.

Moraleja: Primero trata de corregir tus propios defectos y después destaca las faltas de los demás.

  1. El niño come dulce

Un niño metió su mano en un recipiente lleno de dulces. Y tomó lo más que pudo, pero cuando trató de sacar la mano, el cuello del recipiente no le permitió hacerlo.

Como tampoco quería perder aquellos dulces, lloraba amargamente su desilusión.

Un amigo que estaba cerca le dijo: – Confórmate solamente con la mitad y podrás sacar la mano con los dulces-.

Moraleja: Nunca trates de abarcar más de lo debido, pues te frenarás.

  1. La idea del pescador

Este era un hombre que ya estaba harto de no poder conseguir pescado para poder vivir un poco más cómodo que antes, y es por esto que decidió poner en práctica un nuevo sistema que hace solo algunos días había inventado.

Lo que pretendía era emplear redes que al ubicarlas en el rio se impidiera que el agua las atravesara y de este modo el rio se quedaría sin corriente que les facilitaba el escape a los peces. Además, el toque final del invento consistía en una cuerda de cáñamo que estaba sujeta a uno de los extremos y de la que colgaba una piedra con la que se iba golpeando el agua. Mientras esto sucedía aquel hombre pensaba:

– Con esta idea lograré que los peces tengan tantas ganas de escapar que acudan directamente a mi trampa.

Un pescador que pasaba por el lugar, al ver lo que estaba haciendo, muy molesto le dijo:

– ¿No te das cuenta que con esto el agua que recibimos en el pueblo está llena de fango porque no dejas de ensuciar el agua del río?

– Mil disculpas, me apena mucho saber que esto los molestara, pero es que esta es la única forma que tengo de alimentarme y salir de una vez de esta pobreza – dijo el pescador desesperado.

Moraleja: Tus objetivos en la vida son importantes, pero nunca lo hagas perjudicando a los demás.