A la hora de enviar un paquete o de almacenar un determinado producto, existe una importante cantidad de opciones para empaquetar nuestros enseres y artículos varios. Vamos a comentar algunos ejemplos y la utilidad que pueden tener.

En primer lugar tenemos las cajas de cartón. La ventaja principal que tiene este embalaje es su facilidad a la hora de encontrarlo, pues se trata de un material que resulta muy económico y que es prácticamente posible hallar en cualquier lugar una caja sin usar o un pedazo de cartón con el que se puede crear un embalaje. En estas cajas se puede guardar o empaquetar cualquier objeto al que no le afecten elementos como el calor o ciertos golpes, y que no se convierta en una fuente de humedad.

El segundo ejemplo son las láminas de plástico de burbujas. Con ellas es posible proteger objetos delicados que se pueden romper durante un traslado, como los fabricados en cristal o porcelana, así como muebles que pueden ir envueltos para evitar roces y arañazos.

Existen otros ejemplos de embalajes más específicos, creados en ocasiones a la medida del contenido, como las cajas de madera que se rellenan con láminas de espuma a las que se les recortan las formas de los objetos. De este modo es casi imposible que se produzca algún tipo de deterioro en circunstancias normales.

Estos son únicamente algunos ejemplos de embalajes con los que nos podemos encontrar, aunque existen algunos otros más o menos específicos conforme al tipo de objeto que se quiere guardar, así como el uso para el que se necesitará el embalaje.

También es posible que varios de estos se combinen para dar como resultado una única solución, como por ejemplo el envolver una pieza en plástico de burbujas para introducirla después en una caja de cartón, que es la opción más común a la hora de enviar un paquete.