Etopeya

La etopeya es una figura literaria mediante la cual se puede describir los rasgos de personalidad de un individuo, conducta, hábitos, virtudes, defectos e incluso características físicas, el objetivo es dar una representación integral de la persona a la que se está haciendo referencia.

En este tipo de figura también se hace énfasis en la moral dentro de la descripción, características psicológicas y sentimientos; muchos expertos coinciden en que este recurso busca profundizar más en relación a la descripción habitual que se hace en las personas o personajes.

La característica más importante de la etopeya es que da lugar a que se puede recrear mentalmente las posibles actitudes, reacciones y comportamiento en general de la persona en determinadas situaciones y lugares. Por otro lado esta figura literaria también se puede aplicar en la descripción de características de animales sin embargo es mucho más frecuente su uso en personas.

El origen de la etopeya se remonta a la antigua Grecia y la palabra en dicha lengua es «Ethopoeía» la cual deriva de los términos «Ethos» que significa costumbre y «Poieín» que quiere decir describir o imitar.

Ejemplos de etopeya

  1. A una profesora:

 “La profesora es una mujer paciente, dedicada y empeñada en cada uno de sus alumnos. Nunca se ha visto enojada o pierde la cordura, a pesar que los alumnos a su corta edad suelen ser impacientes y majaderos. Ella siempre gustosa cambia esos modeles por una educación de calidad. Es la primera en llegar a su salón de clases y la ultima en retirarse. Ahora que soy adulto como recuerdo a mi maestra amorosa. En mi vida tuve muchos maestros pero ninguna como ella”.

  1. A un amigo:

“Cuando jóvenes eramos como dos venaditos inquietos, y también pequeños changuitos con espíritu de aventura. Podíamos pasarnos el día corriendo y escalando arboles. Nuestra imaginación sobrepasaba fronteras. Los limites no existían. Hay amigo ahora somos adultos nuestros cuerpos ya no poseen la misma agilidad de niños. Pero nuestros recuerdos son tan ágiles que perduran pese al tiempo, nada logra hacer que se borre ni las hojas de los otoños, ni las nieves de invierno. Cuando puedas querido amigo, tomate un café y sigamos viajando en la aventura de nuestra imaginación que perdura“.

  1. Sofocles:

“Horribles flores rojas brotan debajo de sus pacíficos rostros. Son las flores cultivadas por mi mano, mano de una madre. He dado vida, ahora también la quito, y ninguna magia puede devolver el espíritu a estos inocentes. Nunca volverán a poner sus brazos minúsculos alrededor de mi cuello, nunca su risa llevará la música de las esferas a mis oídos. Que la venganza es dulce es una mentira.”

  1. Cornelia según Plutarco:

“Hija del ciudadano más ilustre, Metelo Escipión, esposa de Pompeyo, príncipe de poder enorme, madre del más precioso de los hijos, me veo zarandeada en todas direcciones por tal cúmulo de calamidades que mi puedo asumirlas en mi cabeza o en el silencio de mis pensamientos, ni tengo palabras ni frases con que expresarlas.”

  1. «Sin confesárselo, sentía a veces desmayos de la voluntad y de la fe en sí mismo que le daban escalofríos; pensaba en tales momentos que acaso él no sería jamás nada de aquello a que había aspirado, que tal vez el límite de su carrera sería el estado actual o un mal obispado en la vejez, todo un sarcasmo. Cuando estas ideas lo sobrecogían, para vencerlas y olvidarlas se entregaba con furor al goce de lo presente, del poderío que tenía en la mano; devoraba su presa, La Vetusta levítica, como el león enjaulado los pedazos ruines de carne que el domador le arroja.»